En Sancha Pérez hemos apostado por el uso de cubierta vegetal para nuestros olivares, viñedos y también para la zona de frutales. Son muchos los beneficios que esta técnica de cultivo aporta al suelo y, por tanto, a los frutos que recolectamos.
Las calles que conforman nuestros cultivos, no deben ser un mero espacio de tránsito, sino un suelo vivo, no degradado, con actividad biológica que albergue biodiversidad y bajo el cual se desarrollen los sistemas radiculares de nuestros viñedos y olivos. Son, por tanto, las reservas de agua y nutrientes que utilizarán nuestros cultivos, por lo que debemos invertir en su correcta gestión y protección.
Entonces, ¿en qué consiste una cubierta vegetal? Consiste en sembrar en nuestras calles gramíneas (triticale, cebada, trigo, avena) y leguminosas (habas, guisantes…); las leguminosas enriquecen el suelo mediante la captación de nitrógeno atmosférico, gracias a las bacterias que viven en sus raíces.
La cubierta vegetal evita la degradación física, química y biológica del suelo:
- Protege el suelo de la erosión.
- Evita la proliferación de malas hierbas.
- Es un hábitat ideal para los insectos beneficiosos, depredadores naturales de las plagas dañinas.
- Aumenta la infiltración del agua de lluvia disminuyendo la escorrentía, así tendremos más agua en las capas profundas del suelo y resistiremos mejor las épocas de escasez.
- Incrementa la fertilidad de la capa superficial del suelo.
- Potencia el crecimiento de microorganismo beneficiosos para el suelo, transformando la materia orgánica, al liberal los nutrientes de los que se alimentan las plantas.
Una finca con abundante cubierta vegetal maximiza la capacidad de absorber el CO2 atmosférico, convirtiéndose en importantes sumideros de carbono. Ese CO2 que se fija en la tierra hace que los suelos recuperen su fertilidad natural y ese equilibrio los hace más resistente a la sequía.
Leave a Reply Cancel Reply